Jn 20,11-185 "Mujer, ¿por qué lloras?"
Una dificultad para captar las huellas del Resucitado en la vida, como le pasó a María Magdalena, es la nostalgia: buscar en un pasado irrepetible la respuesta al presente. La nostalgia nos lleva a fijarnos y aferrarnos en lo que ya ha quedado atrás, a anclarnos en el «cualquier tiempo pasado fue mejor». Nos impide afrontar el presente y descubrir la novedad de Dios que acontece en el presente. El Resucitado toma también hoy el cuerpo de muchos «hortelanos», personas y acontecimientos que nos salen al encuentro. Cristo vivo nos cita siempre en la entraña de la vida y en comunidad. Como a María Magdalena, nos urge a adentrarnos en la espiritualidad del soltar, vivir «soltando», seguridades, miedos, acomodos, etc. Solo «soltando» podemos abrirnos al futuro. Si no lo hacemos, nuestra vida, nuestras comunidades se quedarán nostálgicas y llorosas y nuestra fe y nuestro compromiso quedarán reducidos a ideología o a tópicos o frases hechas Adentrarnos en este «suéltame» de Magdalena es atrevernos a preguntarnos: ¿Qué es lo que el Señor nos está pidiendo que soltemos, para poder reconocerle como El Viviente hoy, aquí y ahora?