Jn 5,31-47: Aceptar a Jesús y su proyecto en nuestra vida.
El Evangelio de Juan deja claro que Jesús es el Hijo de Dios y que sólo el es quien lleva a cabo el proyecto de vida que tiene el Padre en su plan de salvación para la humanidad. Ese plan consiste en que todo hombre y mujer llegue a ser hijo en el Hijo. Pero todo se define en la libertad humana. Aceptar a Jesús y su propuesta, será el inicio del Camino de la salvación, entiendase esta como humanización. Rechazarlo a el y a su propuesta es signo de perdición, de deshumanización. Aceptemos a Jesús y su proyecto en nuestra vida.
Todo este texto evangélico está en conexión con el signo de la curación del paralítico de la piscina, que Jesús ha realizado “en nombre de Dios” y como signo de vida. Pero sus enemigos le acusan de blasfemia, por considerarse como “hijo” de Dios y de actuar en su nombre.
Aceptar a Jesús, ahí está la cuestión que el evangelista lo presenta. Pero no es algo teórico, sino muy vital y experiencial; esto es, participar de su vida, de su luz, la que él aporta y la ofrece a cada uno que se encuentra con él. El “¿dónde moras?” y el “venid y lo veréis” es una constante en la propuesta de Jesús y que el evangelista nos plantea.