Jn 3,7b-15 El Espíritu, fuente de conocimiento y regeneración
Las transformaciones más profundas del ser humano no nacen del conocimiento de la ley o las tradiciones, como le sucede a Nicodemo, sino del relacionamiento con Cristo y con su Espíritu. Lo que salva al ser humano de la desesperación o de las dinámicas de muerte en nuestro mundo no es la conocimiento, sino experiencia interna del Amor. Realidades que, más que una conquista de la sabiduría humana, son revelación de Dios por Jesucristo, comunicación íntima de su amor. El Amor nos hace partícipes de la Resurrección porque quien ama vive para siempre. El testimonio cristiano es siempre un testimonio del Amor y no de saberes abstractos y desencarnados. Es también siempre un testimonio que brota de una comunidad creyente.
Enséñanos, Señor, la sabiduría de la cruz y de tu resurrección para que tengamos vida en Ti.