Jn 8,51-59:
La Palabra de Jesús, es palabra de vida. Esa es la lógica teológica que presenta el Evangelio de Juan. Y es esa Palabra la que produce vida en abundancia e impide acceder a la muerte. Los judíos no pudieron entender esa revelación. Quien permita que Jesús sea el Señor de su vida y que su Palabra entre en su existencia, entonces conoce lo que significa vivir libre del pecado y de la muerte. Jesús acusa a los judíos con sus propias tradiciones. Y no sólo con sus tradiciones, sino que lo hace también trayendo a la memoria el recuerdo de Abrahán, el Padre del pueblo judío. Jesús les ratifica que aunque Abrahán es la figura más preminente de la historia y tradición judía, él, en cambio, es el"Yo-Soy". Queda claro que quien no acepta a Jesús como el "Yo-Soy" busca por todos los medios aniquilarlo, quitarlo de la vista, borrarlo de la existencia. La invitación es para que en esta cuaresma reconozcamos y aceptemos a Jesús como Dios de la vida.
Señor: ¿a quién iremos? ¡Sólo tu tienes palabras de vida eterna!