Comunidad Católica de Lengua española de Mainz
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Lázaro, sal de ahí!

5. Domingo de Cuaresma

(c) CC0 1.0 - Public Domain (von unsplash.com)
Datum:
So. 29. März 2020
Von:
J. M.

Jn 11,1-45: Yo soy la resurrección y la vida.

En el Evangelio de este domingo, tenemos que confrontarnos con la muerte. No una muerte simbólica sino una muerte real. Lázaro, hermano de Marta y María y amigo muy querido por Jesús, ha muerto. Esta amistad es tan real como la muerte de Lázaro. De hecho, ambas están claramente confirmadas por las lágrimas que Jesús no puede contener. Si su amistad fuera falsa y la muerte de Lázaro fuera solo simbólica, ¿qué sentido tendría llorar? Todos los presentes son conscientes de que, humanamente, hay muy poco que decir en una situación como esta. También llora aquel de quién se pensaba, que gracias a su poder de curar enfermedades, calmar tormentas, finalmente podría liberar la humanidad de todas esas tragedias.

Jesús ha decepcionado enormemente las expectativas. Solo Marta tiene el coraje (o quizás una confianza sincera) para decirle a Jesús en voz alta lo que todos piensan: "¡Si hubieras estado aquí, Lázaro no habría muerto!" ... "¡¿Qué vino entonces el Hijo de Dios a la tierra si no interviene cuando más lo necesitan?" Estos son nuestros pensamientos y también los de las personas presentes no solo frente a la tumba de Lázaro, sino en general frente a los muchos sufrimientos, dolores, enfermedades y tragedias que continúan reproduciéndose en la faz de la tierra, ahora como entonces.
El episodio del Evangelio con Lázaro tiene un final feliz. ¡Pero muchos sufrimientos de las personas inocentes, incluso y especialmente en este período de pandemia que estamos experimentando, no siempre lo tienen!
La realidad de la muerte y resurrección de Jesús es la clave que restablece definitivamente todos nuestros sufrimientos, derrotas y todas las formas posibles de muerte: ya no tendrán la última palabra. En lugar de representar un fracaso absurdo, la muerte con Jesús es solo un paso hacia la victoria definitiva.
Así como sufrimiento de Jesús ha abierto un inmenso flujo de gracia sobre toda la humanidad, nuestros caminos dolorosos también abrirán puertas a la gracia para todos, incluso para aquellos que ni siquiera conocemos.
Cristo ha vencido a la muerte, él es el Señor de la vida ... y esto a pesar de las iglesias cerradas, de las celebraciones suspendidas, de falta de la cercanía humana ... ¡ La característica de nosotros los cristianos no es solo esperanza, es la fe !