Jn 13,21-38:
¿Se puede vender la conciencia?
La vida no es un negocio ni las personas tienen precio. La pregunta de Judas a los sumos sacerdotes: ¿Qué me dais si os lo entrego? se dirige también a nosotros y nosotras hoy. ¿A cambio de qué intereses vendemos hoy nuestra conciencia y los valores evangélicos que profesamos? El capitalismo reduce a mercado y negocio la vida y tiene también su propio credo: fuera del mercado no hay salvación. Por eso instrumentaliza a las personas anteponiendo el lucro a su dignidad. Pero la lógica del Evangelio es bien distinta. Nadie puede ser descartable. La radical dignidad del ser humano le viene de su ser criatura a imagen y semejanza de Dios, y ello comporta también que hay derechos, que son sagrados: tierra, techo y trabajo, y no se puede confundir valor y precio.