Jn 6,30-35 "Mi Padre es quien da el verdadero pan."
Lo mismo que en el largo camino de su liberación el Pueblo de Israel fue sostenido y nutrido por Dios con el maná, Jesús es el alimento y el sostén de la Iglesia, él «es el pan de vida que baja del cielo y da vida al mundo». Cuando en lugar de nutrir nuestras vidas con su Palabra y poner en el centro los intereses de Jesús, lo sustituimos por el dinero, la seguridad, o la búsqueda del propio bienestar a costa de los otros, negamos las obras del Amor y, en consecuencia, negamos a Dios con nuestras actitudes y prácticas, aunque lo confesemos con nuestras palabras. Acoger al Dios encarnado en Jesús es acogerlo como pan de vida y partir y repartir la nuestra, con la fuerza de su Espíritu, con quienes tienen hambre y sed de justicia. Quiero, Señor, nutrir mi vida con tu Palabra para que dé frutos de solidaridad y justicia.